CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ DIA 5

Preparación para la Consagración a San José

*DIA 5* / Reflexión: Esperanza vs. desesperación
*Etapa 1* : Conocimiento de sí mismo

“Mientras las cosas son realmente esperanzadoras, la Esperanza es un nuevo halago vulgar: sólo cuando todo es desesperado la Esperanza empieza a ser completamente una fuerza.”                                                                                                         
G.K Chesterton

“Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.  Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: «Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».”  (Lucas 2, 25-35)

Todo el mensaje del Evangelio se resume en *_"Conviértanse y crean en la Buena Noticia"._* Jesús vino a unirnos a Él a través de la naturaleza humana que asumió, y esto se consumó a través de su victoria sobre la muerte. Él anunció la existencia de una Vida después de la muerte, la Vida eterna. Vino a nosotros para revelar el Reino de Dios, y probó la existencia de ese Reino a través del sepulcro vacío.

Creer que hay vida después de la muerte es un elemento esencial y definitivo en el cristianismo. Esta confianza requiere fe, y nos sitúa en un camino de verdadera esperanza. Mirar hacia adelante, hacia la eternidad, orienta todo lo que decimos, pensamos y hacemos mientras estamos aquí en este mundo. Le da sentido a nuestras acciones, y da significado especialmente a nuestro sufrimiento.

Amar es hacerse vulnerable al sufrimiento. Amar perfectamente significa hacerse vulnerable a un sufrimiento mayor. Cuando contemplamos a nuestra Señora sosteniendo el cuerpo muerto de su Hijo al pie de la Cruz,  no podemos ni siquiera imaginar el dolor de ese sufrimiento. Pero vemos en su ejemplo el testimonio de la esperanza perfecta.

Todo el sufrimiento de Cristo en su Pasión -presenciado directamente por su Madre- se puede atribuir también a San José, puesto por el Padre como protector de su esposa e Hijo adoptivo. Era responsabilidad de San José proteger a la Madre y al Niño, tal como Dios lo llevó a hacer más de una vez en el Evangelio. ¡Qué dolor habrá traspasado su corazón al escuchar la profecía de Simeón sobre la espada que atravesaría el de su esposa! 

Si reflexionamos sobre la revelación de la misión de Cristo a sus padres, sólo podemos imaginar el dolor que padeció José al anticipar lo que María y el Niño atravesarían después de que él se fuera y no pudiera protegerlos. 

También los padres de hoy experimentan algo similar: cuando se saben incapaces o impotentes para remediar el sufrimiento de sus hijos o el de su esposa. El poder de la enfermedad y la muerte reina en este mundo, venciendo finalmente el esfuerzo que hace cada persona por evitarlo. Todos tendremos que enfrentar ese sufrimiento, por nosotros mismos y por nuestros seres queridos. La opción auténticamente sabía y cristiana es darle sentido a la luz de la promesa de Dios.

Recurrimos a San José como modelo de perfecta fe. Junto a su esposa nos enseñó cómo mirar más allá del sepulcro. Nosotros tenemos el privilegio de saber lo que pasó tres días después de la muerte del Crucificado.  Tenemos la posibilidad de encontrar consuelo en la compañía de José y María quienes -al mismo tiempo que sufrían- mantuvieron la esperanza en lo que estaba por venir.

Para reflexionar:
¿Qué apegos desordenados o miedos nos impiden tener esperanza en estos momentos?¿Qué relaciones específicas o deseos necesitamos purificar? 
Después de reflexionar estas cosas, colócalas en el corazón puro de San José y pídele que reoriente tu amor a la luz de la Voluntad del Padre. Pídele también la Esperanza, que es don precioso de Dios.


Oración a San José
Glorioso Patriarca San José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas más imposibles, ven en mi ayuda en esta intención que te confío...
Toma bajo tu protección esta situación que te encomiendo a fin de que tenga una feliz solución.
Mi bien amado padre, toda mi confianza está puesta en ti; que no se diga que te he invocado en vano y, puesto que tú puedes TODO ante Jesús y María, muestrame que tu bondad es tan grande como tu poder.
Amén

Compartido por el hno Rafael Romero Licdo filosofía 

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