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Mostrando las entradas de febrero 28, 2021

COMPARTIENDO EL EVANGELIO

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El Señor es compasivo y misericordioso El profeta Miqueas hoy nos ofrece una oración humilde, llena de confianza en Dios; humilde porque sabe muy bien cuál es el lugar de Dios y cuál es lugar del pueblo de Israel que vuelve del destierro, abatido, triste y desesperanzado; y llena de confianza en Dios porque está seguro de que el único que puede liberar, perdonar y reconstruir al pueblo de Israel es Dios y fuera de Él no hay otro. “Bajo el cielo no hay otro nombre que pueda salvarnos”, todos los que hemos pasado de la muerte a la vida hemos tenido esta experiencia y es la misma que tiene que tener Israel para descubrir este Dios misericordioso. Por eso, el profeta invita al pueblo a mantener firme su fe en Yahvé, quiere mostrarle el rostro misericordioso de Dios, quiere que miren al futuro con esperanza, creyendo firmemente que la misericordia de Dios es infinita. Esta misma invitación también nos la hace a nosotros. En medio de la situación que estamos viviendo con la pandemia, confiem...

COMPARTIENDO EL EVANGELIO

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Dios convierte el mal en salvación En esta lectura se pone de manifiesto la providencia de Dios, que dirige los acontecimientos humanos, incluidos los malos, para sus planes de salvación. La historia de José expresa las infidelida­des de Israel y sobre todo el estilo que tiene Dios de sacar bien del mal. La envidia, el rencor de los hermanos para con José, a lo que contribuye sus sueños de grandeza, provoca el deseo de deshacerse del hermano menor: «Matémoslo y echémoslo en un pozo cualquiera». Aunque después se conformaron con venderle a los mercaderes que pasaban por allá. Más tarde dirá José: “Aunque vosotros pensabais hacerme daño, Dios lo pensó para bien”. Conviene que nos fijemos también en el paralelismo con la muerte de Cristo. José sufrió la condena de sus hermanos, fue vendido por unas monedas; pero su sufrimiento sería causa de salvación para los suyos y para otros pueblos.   Cristo es la piedra angular En este evangelio resuena el mismo grito: “Venid, matémosle” dicho p...

Compartiendo el Evangelio

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Confiar en Dios y en el hombre Tema central en este pasaje de Jeremías es la confianza. Quiere acentuar la confianza absoluta que debemos poner en Dios, y para subrayarlo llega a decir: “Maldito quien confía en el hombre”. Pero esta expresión hay que entenderla con las palabras que siguen: maldito es “el que en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor”. Es el que confía en el hombre, en sus propias fuerzas, y no confía en Dios, por lo que no puede llegar muy lejos “será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien, habitará la aridez del desierto”. El hombre, desde su fortaleza y su debilidad, ha de vivir apoyándose en sus propias fuerzas, siempre limitadas, y apoyándose en Dios, en las fuerzas que él le regala para vivir con sentido y alegría. “Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza” Jesús está en la misma línea que Jeremías, pero nos lo dice, si cabe, con más claridad. Cristiano es al que Jesús le pide que le siga, y toma la  decisi...

compartiendo el Evangelio

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Salvados por la misericordia de Dios Reiteradamente lo pedimos en el salmo que se proclama este día. Es la apelación correcta en medio de las dificultades que debemos afrontar en lo cotidiano y en las diversas circunstancias de nuestra vida. Depositar la confianza en el Señor es la postura adecuada y la única coherente con la condición cristiana. El profeta se pone en manos de Dios. Jesús se puso en las manos de su Padre. Nosotros ¿qué haremos? Estamos subiendo a Jerusalén Se trata de un viaje: de Galilea a Jerusalén. En este viaje Jesús por dos veces expone a sus discípulos el objetivo del mismo. La primera vez antes de la Transfiguración, la segunda, ocurrida la misma ante Pedro, Santiago y Juan. En esta aventura somos invitados embarcarnos, con los mismos objetivos, medios y final. La enseñanza de Jesús es clara: “El Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles...lo crucifiquen y al tercer día resu...

Lectura ESPIRITUAL

  La transfiguración no es la revelación impasible de la luz del Verbo a los ojos de los apóstoles, sino el momento intenso en el que Jesús aparece unificado en todo su ser con la compasión del Padre. En aquellos días decisivos, él es más que nunca transparente a la luz de amor de aquel que lo entrega a los hombres por su salvación. Por consiguiente, si Jesús se transfiguró, es porque el Padre hace resplandecer en él su gozo. El irradiar su luz en su cuerpo de compasión es como el estremecimiento del Padre por la total entrega de su Unigénito. De ahí la voz que atraviesa la nube: "Éste es mi Hijo amado; en él están todas mis complacencias... escuchadle". En cuanto a los tres discípulos, son inundados durante unos segundos por lo que se les concederá recibir, comprender y vivir a partir de Pentecostés: la luz deífica que emana del cuerpo de Cristo, las energías multiformes del Espíritu dador de Vida. Y entonces cayeron a tierra, porque "Aquel" no sólo es "Dios c...