Compartiendo el Evangelio

Confiar en Dios y en el hombre

Tema central en este pasaje de Jeremías es la confianza. Quiere acentuar la confianza absoluta que debemos poner en Dios, y para subrayarlo llega a decir: “Maldito quien confía en el hombre”. Pero esta expresión hay que entenderla con las palabras que siguen: maldito es “el que en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor”. Es el que confía en el hombre, en sus propias fuerzas, y no confía en Dios, por lo que no puede llegar muy lejos “será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien, habitará la aridez del desierto”. El hombre, desde su fortaleza y su debilidad, ha de vivir apoyándose en sus propias fuerzas, siempre limitadas, y apoyándose en Dios, en las fuerzas que él le regala para vivir con sentido y alegría. “Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza”

Jesús está en la misma línea que Jeremías, pero nos lo dice, si cabe, con más claridad. Cristiano es al que Jesús le pide que le siga, y toma la  decisión, y esto es lo suyo, de seguirle, pero él solo con sus fuerzas no es capaz de seguirle y sabe que Jesús tiene razón cuando dice: “Sin mí no podéis hacer nada”. Y acepta gustoso la amistad y las fuerzas que Jesús le brinda para seguir el camino que le propone. El cristiano confía en sus siempre limitadas fuerzas y, sobre todo, en la constante ayuda del mismo Jesús.

Escuchar a Moisés y los profetas… escuchar a Jesús

Jesús, en esta parábola, nos relata brevemente la vida en esta tierra y después de su muerte de dos personas bien distintas. Un “hombre  rico”, sin nombre, y un mendigo llamado Lázaro. El rico “banqueteaba espléndidamente cada día“. Por contraste, Lázaro pasaba hambre todos los días y no le permitían comer de lo que tiraban de la mesa del rico. Al morir, el rico va al infierno donde sufre fuertes tormentos. En cambio, Lázaro es recibido en el seno de Abrahán.

El rico pide a Abrahán que deje ir a Lázaro a la tierra para que avise a sus hermanos, cambien de conducta y no caigan como él en el infierno. Sabemos la repuesta de Abrahán: “Tienen a Moisés y a los profetas que los escuchen”, que dicen con claridad cuál debe ser la conducta de un buen judío, porque si no les hacen caso a ellos tampoco escucharan a Lázaro resucitado. Nuestra suerte eterna va a depender de nuestra conducta en este mundo y… de la siempre poderosa misericordia de Dios.

Yendo más allá del rico y de Lázaro, nos preguntamos qué nos pide Jesús a los que queremos ser sus seguidores en 2021. Jesús en la última cena, después de lavar los pies a sus apóstoles, les dijo: “¿Entienden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, dicen bien, porque de verdad lo soy. Si yo, les he lavado los pies siendo su Señor y Maestro, también han  de lavarse ustedes unos a otros. Porque yo les he dado ejemplo para que ustedes han como yo he hecho”. Bien claro: tenemos que vivir como él vivió, entregar nuestra vida como él la entregó.

Hno. Rafael Romero Licdo filosofía 

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