CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ DIA 4
*Preparación para la Consagración a San José*
*Día 4* / Reflexión: Fe vs. duda
*Etapa 1* : Conocimiento de sí mismo
_“Al comienzo de esta peregrinación, la fe de María se encuentra con la fe de José. Si Isabel dijo de la Madre del Redentor: «Feliz la que ha creído», en cierto sentido se puede aplicar esta bienaventuranza a José, porque él respondió afirmativamente a la Palabra de Dios, cuando le fue transmitida en aquel momento decisivo. En honor a la verdad, José no respondió al «anuncio» del ángel como María; pero hizo como le había ordenado el ángel del Señor y tomó consigo a su esposa. Lo que él hizo es genuina "obediencia de la fe" (cf. Rom 1, 5; 16, 26; 2 Cor 10, 5-6)._
_Se puede decir que lo que hizo José le unió en modo particularísimo a la fe de María. Aceptó como verdad proveniente de Dios lo que ella ya había aceptado en la anunciación. El Concilio dice al respecto: «Cuando Dios revela hay que prestarle "la obediencia de la fe", por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, prestando a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por Él» . La frase anteriormente citada, que concierne a la esencia misma de la fe, se refiere plenamente a José de Nazaret.”_ (Juan Pablo II, Redemptoris Custos, n° 4)
El primer Adán fue engañado por Lucifer, el ángel caído que se había rebelado contra el plan de Dios. Lucifer dudó de la bondad del plan de Dios y lo rechazó. Luego tentó a Adán a seguir el camino de la duda. En cierto sentido, Lucifer dio a luz la pecaminosidad de Adán.
Si Cristo es el “nuevo Adán” (cf. 1 Cor 15, 45) y rescata a la humanidad del pecado del primer Adán, se puede decir que la obediencia de José es una especie de antítesis de la desobediencia de Lucifer.
A través de la desobediencia de Lucifer, nació el pecado de Adán. A través de la obediencia de José, unida a la de Nuestra Señora en sagrada unión matrimonial, nació Cristo en el seno de la Sagrada Familia. Lucifer dudó de la bondad de Dios, José confió en la bondad de Dios. Lucifer rechazó el plan de Dios para la humanidad, José aceptó el plan de Dios para la humanidad. Lucifer se rebeló y se llevó consigo un tercio de los ángeles de Dios del Cielo, José obedeció y abrió paso a la salvación para toda la humanidad.
Nos enfrentamos diariamente ante la opción de confiar en la bondad de Dios o dudar de Él y su designio, aún más en situaciones como las actuales. Somos continuamente tentados de ver las cosas desde nuestra propia perspectiva, imperfecta y limitada aquí en tiempo y espacio. Muchas veces conocemos la voluntad de Dios en nuestros corazones pero a la vez pensamos: “lo voy a hacer a mi manera, me parece mejor”. No importa cuántas veces nos equivoquemos por seguir nuestra propia voluntad, nuestro orgullo y egoísmo nos hacen reincidir en esto, una y otra vez.
La disyuntiva es clara: dudar como Lucifer o confiar como José.
Las tentaciones pueden llegar a nosotros tanto en cosas grandes como en las pequeñas, casi imperceptibles. Una persona nos hace daño, y somos tentados a pensar que es mejor permanecer en nuestro rencor en lugar de perdonar. Sufrimos por nuestros pecados en el silencio del nuestro corazón, pero somos tentados a pensar que es mejor mantenerlos ocultos y no revelar nuestras imperfecciones a un sacerdote en la confesión. ¡Es una tentación! Dios es rico en Misericordia, y su particularidad es perdonar. Dios nos llama a confiarle nuestras imperfecciones y dejar que Él traiga luz a nuestra oscuridad.
¿Qué camino elegiremos? ¿El de seguir arrastrando nuestra propia pequeñez, cayendo en la autosuficiencia? ¿O el de entregarle y exponerle nuestra vulnerabilidad? Nuestra realidad es que no somos perfectos. No podemos con todo: somos hijos necesitados de Dios, mendigos de su bondad.
A veces podemos estar cómodos siguiendo a Cristo de manera tibia. No nos cuesta perdonar perdonar a un conductor que nos corta el paso en una esquina, mientras vamos al trabajo, pero ¿qué pasa con el familiar que nos “saca de quicio” e impacienta? ¿Intentamos perdonarlo?
Podemos trabajar en sacrificar todo nuestro tiempo por cosas materiales o metas de este mundo, pero ¿qué lugar damos a lo más importante, lo único importante? ¿Cómo es nuestra agenda diaria? ¿Cómo es hoy, nuestro día a día? Nuestros hábitos y nuestros horarios, nuestros pensamientos y proyectos, revelan nuestras prioridades, y nuestras prioridades se basan en nuestras creencias y en qué o en quién confiamos.
En San José encontramos el modelo de confianza y obediencia perfectas. El tenía muchos motivos para temer lo que tenía por delante, pero escuchó el mensaje del ángel y confió. Cuando conocía los caminos de Dios no dudaba: simplemente los seguía. Nosotros “conocemos” los caminos de Dios, pero necesitamos que San José nos ayude a seguirlos. Se nos invita a arriesgarlo todo y a confiar radicalmente en que Dios es bueno, que Dios es fiel, que tiene un plan para nosotros, y que abandonarnos confiadamente en Su Querer nos llevará por esa senda, de regreso a Él, en el Cielo.
*Para reflexionar:*
¿De qué manera somos tentados a dudar del plan de Dios en nuestra vida? ¿A qué tenemos miedo hoy? ¿Cuáles son nuestras mayores tentaciones contra la fe, que nos llevan a dudar del Amor de Dios?
San José: ayúdanos a vivir en la confianza, la obediencia, la fe perfecta que escucha y responde generosa y fielmente.
San José: enséñanos a aceptar dócil y apasionadamente la Voluntad de Dios.
*Oración a San José*
Glorioso Patriarca San José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas más imposibles, ven en mi ayuda en esta intención que te confío...
Toma bajo tu protección esta situación que te encomiendo a fin de que tenga una feliz solución.
Mi bien amado padre, toda mi confianza está puesta en ti; que no se diga que te he invocado en vano y, puesto que tú puedes TODO ante Jesús y María, muestrame que tu bondad es tan grande como tu poder.
Compartido por el Hno. Rafael Romero Licdo filosofía
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