CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ DIA 3
*Preparación para la Consagración a San José*
*Día 3*: Deseo de infinito
*Etapa 1*: Conocimiento de sí mismo
"Las criaturas no nacen con deseos a menos que exista la manera de satisfacer tales deseos... Si hallo en mí un deseo que ninguna experiencia en este mundo puede satisfacer, lo más probable es que yo estoy hecho para otro mundo.” CS Lewis, Mero cristianismo
“De hecho, si consideramos las promesas de recompensa … y la naturaleza asombrosa de las recompensas prometidas en los Evangelios, parecería que Nuestro Señor encuentra nuestros deseos, no demasiado fuertes, sino demasiado débiles. Somos criaturas tibias, que hacen el ridículo con la bebida, el sexo y la ambición cuando se nos ofrece gozo infinito, como un niño ignorante que quiere seguir haciendo pasteles de barro junto a una choza porque no puede imaginarse qué significa el ofrecimiento de unas vacaciones junto al mar. Se nos complace con demasiada facilidad”. CS Lewis, El peso de la gloria
“En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es decir, Cristo nuestro Señor, Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación. Nada extraño, pues, que todas las verdades hasta aquí expuestas encuentren en Cristo su fuente y su corona.” Gaudium et Spes 22
Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, en su perfecta humanidad nos revela nuestra verdadera capacidad. En Él encontramos una sed insaciable de almas. Él mismo se nos entrega completamente, plenamente, dándose a nosotros hasta la última gota de su Vida, para que podamos tener eterna felicidad en el Cielo. Murió por nosotros para restaurarnos a una Vida que ni siquiera nos dábamos cuenta que habíamos perdido. Y en su propia Pasión nos enseña de lo que podemos ser capaces: amor infinito y sed insaciable.
De vez en cuando podemos tener una idea del abismo infinito de deseo que existe dentro de nosotros. Buscamos nuestra satisfacción en el amor humano o en las cosas de este mundo, pero con frecuencia sentimos que nos estamos quedando cortos. Y es verdad: hemos sido creados para el infinito. Todo lo finito es demasiado poco. Y muchas veces caemos en culparnos a nuestros seres queridos o a nosotros mismos por el vacío que esa actitud puede generar. Cometemos el error de cargar sobre otros -o sobre nosotros- la responsabilidad de agotar y colmar un deseo, que es en realidad deseo de Dios.
Esta ausencia de plenitud total, esa insatisfacción y continua frustración tiene, no obstante, un significado positivo: es la manera en que Dios quiere recordarnos que estamos hechos para más. En lugar de buscar en este mundo una multiplicidad de cosas finitas para satisfacer nuestra nostalgia de infinitud, volvamos nuestros corazones al Infinito, que es Dios mismo, con la esperanza de que nuestro más profundo deseo será colmado sobreabundantemente en Él.
A medida que crecía Jesús vio en sus padres el mayor y más casto amor humano posible entre un esposo y una esposa, custodiado al mismo tiempo dentro de la vida del celibato. El virginal amor esponsal de María y José expresa claramente cómo esa sed insaciable que guarda nuestro corazón está hecha para dirigirse más allá de este mundo. Esto no quiere decir que haya algo malo en la intimidad corporal de los esposos; pero aún en la sublime belleza de esta unión conyugal como don y comunión del matrimonio, falta algo. Y reducimos, y malogramos nuestro propio deseo cuando esperamos que esa unión satisfaga completamente nuestra sed de comunión. Sólo entregando y confiando al Querer de Dios nuestras propias circunstancias vocacionales -sean cuales sean-, ellas se convertirán en un medio para alcanzar esa realización más profunda.
Para reflexionar:
¿Con qué alegrías te ha bendecido Dios en tu vida? ¿Te dejaron satisfecho, y si es así, por cuánto tiempo? ¿Qué cosas “finitas” de este mundo te tientan a encontrar satisfacción en ellas? ¿Hasta dónde estás dispuesto a imaginar el gozo para el que realmente estás creado?
Pídele a San José que te ayude a “ensanchar el corazón”, deseando cada día más y más el perfecto amor que sólo Dios puede ofrecer.
Oración a San José
Glorioso Patriarca San José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas más imposibles, ven en mi ayuda en esta intención que te confío...
Toma bajo tu protección esta situación que te encomiendo a fin de que tenga una feliz solución.
Mi bien amado padre, toda mi confianza está puesta en ti; que no se diga que te he invocado en vano y, puesto que tú puedes TODO ante Jesús y María, muestrame que tu bondad es tan grande como tu poder.
Compartido por el Hno. Rafael Romero Licdo filosofía
Comentarios
Publicar un comentario